jueves, 21 de noviembre de 2013


La pensión

Por: Vladimir Ramírez

La llegada a la Plata en los primeros días del año está decorada con el verde y el color vivo del verano, aguarda así la llegada de los jóvenes ingresantes a la UNLP. Un grupo variado de estudiantes de diferentes partes llegan expectantes para inscribirse en la carrera que eligieron.
Algunos desde el interior del país o desde otros países llegan a encararse con el problema de ¿Dónde vivir? Aparece entonces un negocio que ha cambiado el panorama de La Plata, las pensiones.
La pensión es el lugar que por economía o facilidad de trámites reúnen a gran cantidad de estudiantes, se encuentran distribuidas por toda La Plata, anunciando, wi-fi, cocina, espacios comunes.






La mayoría de las pensiones son fachada de casa. Entramos a una de estas casas adecuadas para los estudiantes y al abrirse la puerta queda de frente unas escaleras.
-Hola, que gusto- Así nos recibe María Juana Iquique habitante de la pensión, lleva nueve meses viviendo en La Plata, es de Chile y tiene diecinueve años, le encantan los tatuajes y la libertad.
“De la pensión me llevo una linda experiencia”
Se ríe cuando recuerda que en las escaleras de la entrada se tropezó más de tres veces cuando salía de joda mientras enseña la casa.
“En la planta baja hay tres cuartos, en el del fondo vive un chico de Brasil, en la siguiente unos Colombianos y en la otra chicos de Argentina”
Al terminar la escalera llega el área común, una sala de muebles trajinados por el uso y un televisor que sintoniza futbol nos saludan.
“En este piso hay más habitaciones, vivimos otros chilenos, mexicanos, peruanos y colombianos y chicos del interior”
En el comedor, un ventanal de cortinas blancas  en el muro del fondo crea un ambiente apacible. Allí se encuentra Gabriel.
Gabriel lleva unos diez meses en la pensión, viene de Río Cuarto Córdoba, describe la pensión como “un lugar bastante cómodo donde conocí un grupo de personas muy copadas, que se intentan ayudar mutuamente”
A esa hora almuerza usualmente y reconoce que lo que más come son fideos y hamburguesas caseras, a lo que Maria Juana le halla la razón “ pasta es lo más fácil de hacer y rápido, igual he hecho hasta pan depende de la circunstancia, si tengo más plata y mi estado de ánimo”
Regresamos al cuarto de Mara Juana junto a Gabriel. Las paredes de ladrillo estaban decoradas con varias fotos de ella, una cucheta y una cama sencilla, donde duerme. Por el momento no tiene compañeras de habitación, pero sabe que empezará a llenarse a principio de 2014.
María regresará pronto a Chile, y extrañará de la pensión lo que hacía “ mucha joda, pasarla bien con los amigos, desde tomarse un mate en la mañana, cocinar, fumarse un faso y hacer algo a la noche”.
Pero se alegra de regresar, extraña a su familia, tanto como cualquiera que se distancia, así como Gabriel, su familia se encuentra a más de 700 km de La Plata.
Gabriel es un poco más reservado, pero también le emociona regresar donde su familia para las vacaciones. Regresará el próximo año a la misma pensión, porque como él dice: “no cambio la privacidad de mi pieza”.
Una casa, una cocina un patio, son los testigos de lo que ha sucedido en la pensión, la convivencia siempre genera nuevos eventos y saben que dentro de esas cuatro paredes lo que realmente se llevan es la amistad.

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