miércoles, 27 de noviembre de 2013

El Guardavidas



Por Vladimir Ramírez

Los ojos le brillan de una manera especial cuando habla de su carrera. Gastón Díaz estudia educación física y hace curso de guarda vidas en el Sindicato de Guardavidas de La Plata (SUGARA). Al preguntarle porqué escogió esa carrera, se aferra al sueño que ha tenido por largo tiempo: el deporte, además “me gustaría salvar una vida o prevenir una muerte”.
Ese sueño lo trajo 1000 kilómetros desde su casa en General Roca, donde vivía con su madre, sus hermanos y hermanas. Desde chico ha sido apasionado por el futbol, como buen legado argentino, que a sus 22 años  continúa practicando en los ratos libres.
Ser el número seis de los hijos fue uno de los contras que su madre vio cuando Gastón decidió salir de casa tras la idea de estudiar.” No le gustó mucho la idea que me viniera para acá, porque era lejos y soy uno de los más chicos, tenía miedo que me pasara algo. Aunque me apoya en todo”.
Gastón es el primero en su casa en terminar la secundaria y en empezar estudios universitarios. Le costó  tomar la decisión de trasladarse tan lejos de casa pero es consciente,  a su pesar, que su carrera  no se encuentra en  General Roca  y en la facultad más cercana es una carrera privada. Así que le era necesario mudarse lo más cerca posible a una universidad pública.
Este es su primer año de carrera, pero ya se visualiza en un futuro enseñando en escuelas y como dueño de un gimnasio. Confía que el dinero que necesita  para terminar sus estudios podrá obtenerlo trabajando como guardavidas en piletas o en épocas de verano en alguna playa, así como  se lo propuso el día que subido en el micro, rumbo a La Plata, vio por la ventana  a su madre y hermanas despidiéndose de él.
Confiesa “no venía preparado,  el entrenamiento tiene un ritmo muy fuerte”, afirma que son cuatro horas en la facultad y dos de entrenamiento con el SUGARA. Entrenamiento en pileta y preparación física fuera del agua para tener más fuerza y resistencia son los logros más complejos de alcanzar para Gastón.
Una alimentación rica en  frutas, carne, pan y carbohidratos,  es la base de su buen rendimiento. Como deportista  admite “me hubiera gustado ir a un nutricionista al principio de año, habría sido lo ideal. Me baso en lo que me dicen mis compañeros y los profesores” y aunque trata de comer cada 3 a 4 horas los entrenamientos muchas veces afectan sus horarios auto establecidos.
Motivación es lo que lo le sobra, por su carrera, por el deporte, por su familia y por sus sueños, esto le da la fuerza para terminar cualquiera de las pruebas físicas por las que ha pasado en este 2013. Recuerda que hace dos semanas fue a una laguna con el curso de guardavidas,” nadamos seis kilómetros, la laguna tenía tres de ancho, descansamos y volvimos; después de eso tuvimos  una hora y media de ejercicios de fuerza, de velocidad y resistencia fuera del agua. Creo que nunca me voy a olvidar de eso, terminé pero muy cansado”.
Aunque como todo joven Gastón cuenta con una fuente de energía en constante producción, que le permite no solo llevar una vida deportista sino también juntarse con amigos y salir de joda, además de llevar un voluntariado para ayudar a las víctimas de la inundación del 2 y 3 de Abril de 2013.
En las inundaciones repartió junto a la ONG, de la que hace parte, ayudas para los afectados. “Hicimos una venta de empanadas y una rifa para sustentar el nuevo proyecto que llevamos a cabo: el techo para un comedor”

El tiempo le alcanza para todo, aunque admite que el agotamiento físico es algo que ha aprendido a dejar de lado para poder continuar con sus múltiples metas. Sonríe  y continúa con ese brillo de emoción, porque sabe que esto es lo que quiere para él, mostrando con orgullo la chaqueta roja que lo nombra como un guardavidas, en su caso uno por vocación.

0 comentarios:

Publicar un comentario