EL
ALJIBE
-Alimento para celiacos y diabéticos-
Por Vicente Roca
Analía J. Ciurlanti nació hace
48 años en General Belgrano, pero no en la ciudad sino en el campo; se
crió entre los animales aunque nunca ordeñó una vaca; es mujer risueña, de
buena predisposición y constantemente muestra su amabilidad ante todo; creyente
en la buena y mala fortuna; terminó el secundario de grande, yendo a un colegio
para adultos a la noche.
Trabajó durante 26 arduos años
en la administración del Club Belgrano. Había un ambiente demasiado
conflictivo, donde el mal trato, la sobre explotación y la poca
remuneración (sobre lo producido) eran cosas de todos los días. Por eso decidió
renunciar y abrir su propio negocio en la puerta de su casa.
La idea de poner este nuevo
emprendimiento la tuvo desde años antes de llevarlo a cabo, pero debido a
que no es fácil cambiar de trabajo de un momento para otro no se animaba.
Cuando se enteró que su marido padecía diabetes, fue el empujón final que
determinó la apertura de este nuevo local. Toma un segundo respira y nos cuenta como fue
que se enteraron de la enfermedad:
“Fue una tarde de
abril del 2012, no recuerdo que día. Y Chacho empezó a sentir mucha sed, y los
síntomas comunes de la diabetes ( mucha hambre, muchas ganas de hacer pis,
entre otras). Así que se le ocurrió ir al médico, que le dijo que si se hacía
los análisis de diabetes era mejor. Así que Chacho accedió. Al otro día llamó
el médico a casa, diciendo que Chacho tenía diabetes.
Al principio fue muy duro para todos, peor
para tu tío que lo padece. Pero con el paso del tiempo nos fuimos
acostumbrando. Aunque el recién hace poco tiempo que se está empezando a
cuidar; antes él ni se cuidaba, no le importaba. Aunque está re hincha pelotas
con esto del diabetes. Pero bueno, mejor que se cuide. Como dice el dicho, mejor curar que prevenir, no?”.
Este cambio fue para bien,
asegura diciendo aliviada: “Tengo una paz terrible, en el club (Belgrano) me
estaba asfixiando”.
Es una dietética llamada “El
Aljibe”, donde se vende todo tipo de alimentos y comidas para diabéticos,
celiacos e hipertensos. Este proyecto surgió no solo por el momento en
particular que ellos estaban viviendo, sino porque ella está convencida de que
la comida es fundamental para el desarrollo de cualquier actividad de la vida
cotidiana “si la alimentación diaria está bien organizada, el resto de las
cosas son más sencillas de resolver”.
En los años que lleva de vida, ya
estuvo casada dos veces. En el primer matrimonio, tuvo un primer hijo llamado
Nicolás, que hoy en día está terminando de estudiar en la Facultad de Bellas
Artes de la UNLP(Universidad Nacional de
La Plata), está casado y tiene una hija. En su segundo matrimonio, tiene
dos hijos, Martina y Elías, con ellos y Chacho (su marido) viven en la parte de
atrás de la casa de su suegra. “Mi familia es un soporte fundamental sin el
cual no podría hacer todas las cosas que hago diariamente”.
Analia afirma que está muy a
gusto y feliz de trabajar allí, ya que
la gente le cuenta sus problemas personales y hasta le piden consejos acerca de
lo que pueden y no comer. Ella investiga mucho en Internet para proveerles la
mejor ayuda posible a sus clientes; aunque, siempre les recomienda que lo
consulten con sus respectivos médicos y
especialistas en el tema.
Una de las cosas que más le
satisfacen de realizar esta labor es la buena relación con los clientes
regulares; que tienen diabetes o son celiacos, (en los que se encuentran varios
estudiantes de la edad de sus hijos), quienes encuentran beneficioso hablar de
lo que les ocurre, “muchos de ellos van al psicólogo para poder sobrellevar la
enfermedad”.
Más allá del negocio tiene una
veta artística fundamental para su vida, porque disfruta mucho de la pintura,
pero debido al tiempo y a la energía que consume este nuevo emprendimiento,
hace ya tiempo que no toca ni un pincel. Ella siempre disfrutó de esta
actividad, ya que su padre era un excelente artista y al fallecer, lo
recordaba con nostalgia pintando con regularidad.
A pesar de que puede pasarse
horas solitarias sin atender a ningún cliente, eso no le saca el placer de
ayudar a la gente y sentirse útil para la comunidad. En ocasiones, las charlas
convencionales que mantiene con sus clientes se convierten en tendenciosas, ahí
es cuando ella su simpatía con el gobierno de turno.
EL
ALJIBE
-Alimento para celiacos y diabéticos-
Por Vicente Roca
Analía J. Ciurlanti nació hace
48 años en General Belgrano, pero no en la ciudad sino en el campo; se
crió entre los animales aunque nunca ordeñó una vaca; es mujer risueña, de
buena predisposición y constantemente muestra su amabilidad ante todo; creyente
en la buena y mala fortuna; terminó el secundario de grande, yendo a un colegio
para adultos a la noche.
Trabajó durante 26 arduos años
en la administración del Club Belgrano. Había un ambiente demasiado
conflictivo, donde el mal trato, la sobre explotación y la poca
remuneración (sobre lo producido) eran cosas de todos los días. Por eso decidió
renunciar y abrir su propio negocio en la puerta de su casa.
La idea de poner este nuevo
emprendimiento la tuvo desde años antes de llevarlo a cabo, pero debido a
que no es fácil cambiar de trabajo de un momento para otro no se animaba.
Cuando se enteró que su marido padecía diabetes, fue el empujón final que
determinó la apertura de este nuevo local. Toma un segundo respira y nos cuenta como fue
que se enteraron de la enfermedad:
“Fue una tarde de
abril del 2012, no recuerdo que día. Y Chacho empezó a sentir mucha sed, y los
síntomas comunes de la diabetes ( mucha hambre, muchas ganas de hacer pis,
entre otras). Así que se le ocurrió ir al médico, que le dijo que si se hacía
los análisis de diabetes era mejor. Así que Chacho accedió. Al otro día llamó
el médico a casa, diciendo que Chacho tenía diabetes.
Al principio fue muy duro para todos, peor
para tu tío que lo padece. Pero con el paso del tiempo nos fuimos
acostumbrando. Aunque el recién hace poco tiempo que se está empezando a
cuidar; antes él ni se cuidaba, no le importaba. Aunque está re hincha pelotas
con esto del diabetes. Pero bueno, mejor que se cuide. Como dice el dicho, mejor curar que prevenir, no?”.
Este cambio fue para bien,
asegura diciendo aliviada: “Tengo una paz terrible, en el club (Belgrano) me
estaba asfixiando”.
Es una dietética llamada “El
Aljibe”, donde se vende todo tipo de alimentos y comidas para diabéticos,
celiacos e hipertensos. Este proyecto surgió no solo por el momento en
particular que ellos estaban viviendo, sino porque ella está convencida de que
la comida es fundamental para el desarrollo de cualquier actividad de la vida
cotidiana “si la alimentación diaria está bien organizada, el resto de las
cosas son más sencillas de resolver”.
En los años que lleva de vida, ya
estuvo casada dos veces. En el primer matrimonio, tuvo un primer hijo llamado
Nicolás, que hoy en día está terminando de estudiar en la Facultad de Bellas
Artes de la UNLP(Universidad Nacional de
La Plata), está casado y tiene una hija. En su segundo matrimonio, tiene
dos hijos, Martina y Elías, con ellos y Chacho (su marido) viven en la parte de
atrás de la casa de su suegra. “Mi familia es un soporte fundamental sin el
cual no podría hacer todas las cosas que hago diariamente”.
Analia afirma que está muy a
gusto y feliz de trabajar allí, ya que
la gente le cuenta sus problemas personales y hasta le piden consejos acerca de
lo que pueden y no comer. Ella investiga mucho en Internet para proveerles la
mejor ayuda posible a sus clientes; aunque, siempre les recomienda que lo
consulten con sus respectivos médicos y
especialistas en el tema.
Una de las cosas que más le
satisfacen de realizar esta labor es la buena relación con los clientes
regulares; que tienen diabetes o son celiacos, (en los que se encuentran varios
estudiantes de la edad de sus hijos), quienes encuentran beneficioso hablar de
lo que les ocurre, “muchos de ellos van al psicólogo para poder sobrellevar la
enfermedad”.
Más allá del negocio tiene una
veta artística fundamental para su vida, porque disfruta mucho de la pintura,
pero debido al tiempo y a la energía que consume este nuevo emprendimiento,
hace ya tiempo que no toca ni un pincel. Ella siempre disfrutó de esta
actividad, ya que su padre era un excelente artista y al fallecer, lo
recordaba con nostalgia pintando con regularidad.
A pesar de que puede pasarse
horas solitarias sin atender a ningún cliente, eso no le saca el placer de
ayudar a la gente y sentirse útil para la comunidad. En ocasiones, las charlas
convencionales que mantiene con sus clientes se convierten en tendenciosas, ahí
es cuando ella su simpatía con el gobierno de turno.
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