martes, 29 de octubre de 2013


EL ALJIBE

 

-Alimento para celiacos y diabéticos-


Por Vicente Roca

Analía J. Ciurlanti nació hace 48 años en General Belgrano, pero no  en la ciudad sino en el campo; se crió entre los animales aunque nunca ordeñó una vaca; es mujer risueña, de buena predisposición y constantemente muestra su amabilidad ante todo; creyente en la buena y mala fortuna; terminó el secundario de grande, yendo a un colegio para adultos a la noche.

Trabajó durante 26 arduos años en la administración del Club Belgrano. Había un ambiente demasiado conflictivo,  donde el  mal trato, la sobre explotación y la poca remuneración (sobre lo producido) eran cosas de todos los días. Por eso decidió renunciar y abrir su propio negocio en la puerta de su casa.

La idea de poner este nuevo emprendimiento la tuvo desde años antes de llevarlo a cabo, pero debido a que  no es fácil cambiar de trabajo de un momento para otro no se animaba. Cuando se enteró que su marido padecía diabetes, fue el empujón final que determinó la apertura de este nuevo local.  Toma un segundo respira y nos cuenta como fue que se enteraron de la enfermedad:
“Fue una tarde de abril del 2012, no recuerdo que día. Y Chacho empezó a sentir mucha sed, y los síntomas comunes de la diabetes ( mucha hambre, muchas ganas de hacer pis, entre otras). Así que se le ocurrió ir al médico, que le dijo que si se hacía los análisis de diabetes era mejor. Así que Chacho accedió. Al otro día llamó el médico a casa, diciendo que Chacho tenía diabetes.
 Al principio fue muy duro para todos, peor para tu tío que lo padece. Pero con el paso del tiempo nos fuimos acostumbrando. Aunque el recién hace poco tiempo que se está empezando a cuidar; antes él ni se cuidaba, no le importaba. Aunque está re hincha pelotas con esto del diabetes. Pero bueno, mejor que se cuide. Como dice el dicho, mejor curar que prevenir, no?”.

Este cambio fue para bien, asegura diciendo aliviada: “Tengo una paz terrible, en el club (Belgrano) me estaba asfixiando”.

Es una dietética llamada “El Aljibe”, donde se vende todo tipo de alimentos y comidas para diabéticos, celiacos e hipertensos. Este proyecto surgió no solo por el momento en particular que ellos estaban viviendo, sino porque ella está convencida de que la comida es fundamental para el desarrollo de cualquier actividad de la vida cotidiana “si la alimentación diaria está bien organizada, el resto de las cosas son más sencillas de resolver”.

           En los años que lleva de vida, ya estuvo casada dos veces. En el primer matrimonio, tuvo un primer hijo llamado Nicolás, que hoy en día está terminando de estudiar en la Facultad de Bellas Artes de la UNLP(Universidad Nacional de La Plata),  está casado y tiene una hija. En su segundo matrimonio, tiene dos hijos, Martina y Elías, con ellos y Chacho (su marido) viven en la parte de atrás de la casa de su suegra. “Mi familia es un soporte fundamental sin el cual no podría hacer todas las cosas que hago diariamente”.

Analia afirma que está muy a gusto y feliz  de trabajar allí, ya que la gente le cuenta sus problemas personales y hasta le piden consejos acerca de lo que pueden y no comer. Ella investiga mucho en Internet para proveerles la mejor ayuda posible a sus clientes; aunque, siempre les recomienda que lo consulten con sus respectivos médicos  y especialistas en el tema.

Una de las cosas que más le satisfacen de realizar esta labor es la buena relación con los clientes regulares; que tienen diabetes o son celiacos, (en los que se encuentran varios estudiantes de la edad de sus hijos), quienes encuentran beneficioso hablar de lo que les ocurre, “muchos de ellos van al psicólogo para poder sobrellevar la enfermedad”.

Más allá del negocio tiene una veta artística fundamental para su vida, porque disfruta mucho de la pintura, pero debido al tiempo y a la energía que consume este nuevo emprendimiento, hace ya tiempo que no toca ni un pincel. Ella siempre disfrutó de esta actividad, ya que su padre era un excelente artista  y al fallecer, lo recordaba con nostalgia pintando con regularidad.


A pesar de que puede pasarse horas solitarias sin atender a ningún cliente, eso no le saca el placer de ayudar a la gente y sentirse útil para la comunidad. En ocasiones, las charlas convencionales que mantiene con sus clientes se convierten en tendenciosas, ahí es cuando ella su simpatía con el gobierno de turno.





miércoles, 23 de octubre de 2013


-ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS NO TEMÁIS A LA COCINA-



Por: Diego Leni


         Jóvenes del ámbito académico no desenfundar el sable a la hora de preparar un alimento. La cocina parece  ser un lugar temerario de transitar dónde las mujeres por presiones culturales, por lo general, se ven mejor desenvueltas. Aunque en cierta manera de 30 años hacia adelante se ha revertido la tendencia de la dama toda poderosa en el lenguaje culinario, no es menos cierto que los varones vigorosos a lo largo y a lo ancho, que bien podrían ser unos de sus pretendientes para el casorio, ni siquiera lavan un plato para complacerlas.

         ¿Quién de nosotros, en la plenitud de nuestra juventud no se ha preguntado, qué rayos hacer con una zanahoria y un huevo que sólo hubo en la heladera, en un día que el estómago reverberaba de hambre? Uno a lo mejor no resiste en intentar mezclar ambas cosas si la pereza es bienvenida, o boga por la búsqueda de otros ingredientes para lograr una comida más o menos consumible.

         Nadie quiere preguntarse: “¿qué comemos? “, justo cuando decidimos hacer planes con nuestra amiga temporaria, la resaca. Entonces para evitar males mayores, y no pasarse de consumistas corporativos de hamburguesas y salchichas, porque la obesidad y el sedentarismo tocan permanentemente el timbre de la casa, las verduras y las frutas claman en tono suplicante que las consumamos. Dicen “cómannos”.

         Pero a sabiendas de que nuestra alimentación no sólo tiene que ver con frutas y verduras, es preciso que nuestras manos estrenen esas cacerolas que nuestras madres o padres han usado gozosos, para expresarnos: “¿ven chicos? Así se cocina”. O que nos agarren con las manos en la masa pero no in fraganti cometiendo un delito, más bien literalmente, con la alegría reflejada en nuestro rostro al afirmar como quien descubriera el gran invento de la humanidad, luego de hacer fideos y contar a los nuestros: ¡¡miren los tallarines que me salieron!! Por ejemplo.

         Capaz al entender que en el mundo existía algo más que medir el tiempo, la ropa o la duración de los momentos que conviene estar acaramelados con nuestras parejas, también entenderemos que  las raciones de comida a consumir piden ser divididas o  los ingredientes nutricionales esperan con bombos y platillos a que alguien se decida a distribuirlos y mezclarlos, de modo que puedan formar algo denominado preparación o alimento.

         Si Messi pudiera soltar el balón cuando los varones ven un partido de la selección argentina, como de costumbre, y se desprendiera del chupete electrónico para ayudarnos a cocinar, sería genial, ¡pero bajemos los pies a tierra que hasta el mismo futbolista alguna vez se tuvo que defender frente al artefacto del terror: la cocina!Y lo raro sería en el caso de las mujeres, que una joven atenta a la novela televisiva, pretendiera que el tercero en discordia, le cuide de que no se le queme el tuco. No hay que ser ingenuo, ni vanidoso.

         Ojalá que en calidad de alumno universitario, el día que nos toque invitar a alguien a comer, no entienda que esté almorzando en la casa de Drácula, al advertir la presencia de nuestro plato culinario o que haya probado unos de sus bocados, no implique que se vuelva al reino del muy muy lejano y no regrese a comer nunca más al hogar.

         De más está decir que es saludable como recomendable extremar las iniciativas higiénicas. Aunque si ocurre que nuestros agasajados, están más que satisfechos con la comida que les ofrecimos -y no vale el delivery- al degustarla, misión cumplida, prueba superada. Pero si por caso se decepcionan y lo rechazan como si a alguien se lo hubiera propuesto como la gran meta, ¡a no desesperar! Para nada se nace con conocimientos. Errar es humano. Hasta que podamos gritar a los cuatro vientos que nos salió algo bueno. Alimentos siempre abundan tanto como las oportunidades para reivindicarse. Lo importante es ser valiente y decidido. El gran reto, es superar el desafío.




-LOS HÁBITOS Y LA NUTRICIÓN-



Por: Vladimir Ramírez

                Los hábitos de los estudiantes a la hora de comer es variado, algunos optan por el uso del comedor mientras que otros llevan a la práctica la idea de cocinar ,compran sus alimentos para el consumo mensual y preparar en casa.

                Una encuesta realizada por La flor de mandarina, con una muestra de treinta estudiantes de diferentes facultades de la UNLP (periodismo, bellas artes, humanidades, derecho, medicina, veterinaria, psicología y ciencias naturales) arrojó resultados sobre los hábitos de compra mensual de los estudiantes, a la vez de la concurrencia de estos al comedor como otra opción que se ofrece.

                Quince hombres y quince mujeres participaron en la recolección de la información, la cual demostró que entre la población masculina solamente nueve de los encuestados asiste con regularidad al comedor universitario, mientras que la ausentismo crece en el género femenino con once. La poca concurrencia es identificada por los encuestados a causa de la ausencia de un menú para vegetarianos, la falta de tiempo y en algunos casos el desconocimiento de los precios y requisitos del comedor.






                También se estableció un promedio en las horas de cursada alcanzando unas 5 horas de estudio al día. El rendimiento académico depende en gran parte de la alimentación que se lleve para  producir energía, como se ha visto en una nota anterior. Un correcto hábito de alimentación requiere de una ingesta  cada 3 a 4 horas de algún alimento recomiendan los expertos. Al  momento de la encuesta 4 no habían desayunado y  no suelen hacerlo, mientras 6 solo habían tomado su mate matutino, en la muestra restante el desayuno más común era café y masitas.

                Para el almuerzo los números seguían muy cerca al promedio,  3 de ellos no habían almorzado, mientas 11 recién habían comido un sándwich o fideos y  una gaseosa. El consumo de harinas es mayor por sobre los demás alimentos de la pirámide alimenticia, se ve reflejado también en los hábitos de compra, pues  encabezan lo más llevado en los carritos de compra, seguidos por las verduras , la carne y en menor proporción los lácteos, cereales, pollo y pescado.





                También se destaca el hábito deportivo en los jóvenes estudiantes,  de los hombres y mujeres participantes, la mitad practica algún deporte (correr, baile, futbol, patinaje, handball, gimnasio, natación, baloncesto, escalada). La práctica deportiva consume mayor energía y a pesar de esto la ingesta  no difiere de quienes no lo practican.

                La alimentación resulta ser un tema de segundo plano, cursar es lo importante, la ausencia de un constante aporte de nutrientes al cuerpo, ocasiona según información en  la web un desgaste en el organismo, una reparación celular disminuida, menor producción energética, aumenta la vulnerabilidad al bajar las defensas y por lo tanto desembocará en menor concentración. Por estas  razones las compras realizadas deben estar en función del objetivo: nutrición.









-Una dieta balanceada en primer plano a la hora de comer-




Por: Diego Leni

             Es primordial la alimentación  y una buena nutrición, antes y después de cursar en sus respectivas facultades. Determinadas comidas, conforman una dieta balanceada ideal por un motivo y por otros más. Un sitio web de habla hispana garantiza que las carnes, los huevos y la leche son grandes fuentes de valor nutricional. Una especialista en nutrición ofrece otra opinión.

            La nutricionista Mariela Saenz recomienda consumir alimentos crudos por hallarse en estado natural y  asegura que los productos cárnicos y los huevos tienen más contras que pro.

            En contraposición con la postura de Sáenz, el portal de internet español Infocarne.com, sostiene en artículos varios que los alimentos y derivados que brindan los animales comestibles, proporcionan  grandes beneficios por sus valores nutricionales y en efecto por la riqueza mineral de sus propiedades.

             El sitio web de habla hispana, se desprende por iniciativa del  medio digital agrícola Infoagro.com que lo convierte en el experto en carnes. Por citar algunos elementos relevantes, considera que la leche es un producto nutritivo complejo que posee más de 100 sustancias, como la caseína, su principal proteína; que la lactosa (su azúcar) se halla en el agua que contiene, al igual que unas sales minerales y a su vez, contiene 20 aminoácidos y altos valores de calcio y fósforo.

            En tanto, Infocarne.com, afirma que las carnes rojas aportan hierro, respecto de las blancas. Pero que ambas proporcionan proteínas de alto valor biológico, y que el porcentaje de grasa cambia según sea la variedad. Pero recomienda que las carnes de animales terrestres que contienen grasa saturada más colesterol, sean consumidas moderadamente debido a que ingerirlas en demasía puede provocar problemas cardiovasculares y otros trastornos. Asimismo, otro alimento que es esencialmente rico en aminoácidos, ácidos grasos, minerales y vitaminas, es el huevo.

            Otro elemento a tener en cuenta es la ingesta de harinas, que es una fuente importante de energía para el organismo, como el pan que aporta ácido fólico y vitamina B, que ayudan a prevenir defectos de nacimiento en el cerebro y la médula espinal, aunque no hay que abusar recomienda Mariela Saenz “todo dulce o galleta aumenta la energía, de alguna manera es cierto pero yo la llamaría energía de corto plazo ya que sube la glucosa pero inmediatamente se baja por la insulina, recomendaría azucares de digestión lenta”.

            En resumidas cuentas, no sólo Mariela Sáenz e Infocarne.com, coinciden en que la mejor dieta equilibrada a la hora de almorzar o cenar, consiste en evitar el consumo excesivo cárnico y proporcionar una mayor ingesta de frutas como verduras, así como contar con un buen kit alimenticio para los estudiantes, por supuesto.

            Según la experta en nutrición podría consistir de: frutas y verduras, que se pueden mezclar, ensaladas con germinados, alimentos hechos con harinas integrales y si es un día largo se pueden llevar frutos secos, además agregó “siempre hay que tener en cuenta que cuanto más refinada es la comida menos nutrientes tiene, lo refinado está muerto”
 

Fuentes: Infocarnes.com,Entrevista a Mariela Saenz,nutricionista







miércoles, 16 de octubre de 2013


El otro comer


-Otra opción económica para los estudiantes-


Por: Vicente Roca


             Hablando entre amigos, se hace corto el camino entre la Facultad de Periodismo (y Comunicación Social)  y la calle 120 entre 61 \ 62. Allí mismo existe un lugar plagado de estudiantes universitarios, con una entrada enrejada que invita a pasar. Al entrar, un cartel rojo nos avisa donde estamos parados: Comedor Universitario (de Periodismo).

            Cuando entramos se puede observar una pintada realizada por una agrupación de izquierda, también de color rojo, bañado por la luz que se asoma por entre las ramas del gran árbol que se encuentra  frente a la entrada; una pintura que se resalta en medio de la pared con unas palabras que consolidan la pertenencia del comedor al estudiantado universitario.

            Fue ahí que comenzó nuestra sesión de fotos. No sin antes preguntar, por si podíamos tomar las imágenes. Entonces, allí descubrimos la gran predisposición de los encargados de atender y de servir a los estudiantes en ese lugar.

            El aroma de la comida inundaba el ambiente, poco a poco nos marcó el camino hacia la cocina. Al entrar allí, nuestros ojos se vieron atraídos por dos carteleras de colores, las cuales daban la bienvenida a la primavera con una jovial y divertida frase que anunciaba: Feliz Primavera.

            Los trabajadores del comedor, vestidos con su habitual uniforme negro compuesto por un simple delantal atado a tiras que rodeaban su cuerpo a la altura de la cintura, y un gorro referente a la profesión de chef/cocinero. Lavaban los platos, cocinaban, servían y atendían a aquellos estudiantes que con anterioridad habían comprado su ticket. Para conseguir estos (tickets), los alumnos universitarios vuelven al Comedor los días viernes y, en general, los compran por una semana o por dos semanas por $25.

            Al mirar el resto del espacio pudimos descubrir que una cantidad de veinte mesas (aproximadamente) estaban distribuidas equitativamente en cuatro filas alrededor de todo el lugar. Las cuales hacían al espacio dar la impresión de un buffet un tanto moderno, mezclado con la juvenil actitud de los estudiantes.

            Había, más o menos, una cantidad de quince estudiantes degustando el menú de ese mediodía de martes. Bocado tras bocado el comedor se fue vaciando de a poco, y al marcar en el reloj las 02:30 P.M, los trabajadores finalizan su jornada de labor, apilando las mesas y las sillas una sobre otra.

            En una de las grandes  paredes laterales, se podía ver en un recuadro grande el homenaje conmemorativo a la gran cantidad de personas desaparecidas durante la dictadura, que titulaba: 30.000 compañeros detenidos, desaparecidos y asesinados ¡Presentes! Y bajo este titular se veían detalladamente la enorme lista de todos los jóvenes perdidos en la lucha por sus derechos.

            Veinticinco pesos es todo lo que se necesita para comer toda una semana allí. Después de  una fila para adquirir los tickets en  un cubículo externo al lado del comedor donde, usualmente, dos mujeres canjean el dinero por los almuerzos que se deseen comprar.  Se despiden de nosotros recordándonos enfáticamente que las puertas se cierran a las 2:30, y que después de eso ni la muestra de los almuerzos queda.




                                                                                                                           













              

jueves, 10 de octubre de 2013



-Con la cesta Vacía-

Por: Vladimir Ramírez

      Son catorce pesos, decía Julieta, alcanzando una de las hamburguesas de lenteja y garbanzo que había hecho junto a Marcos.  Su rutina empezaba  a las 6:00 am. En realidad la noche anterior, porque Juli dejaba todo cocinado para tener que empacar al otro día. Caminaban algunas cuadras desde su casa para instalarse entre 7 y diag. 78, frente a la facultad de bellas artes, donde ambos estudiantes de artes plásticas trabajaban en la informalidad.
            “Cada vez hay más gente que se está autogestionando”, aseguró Juli, quien viene llevando su negocio desde hace año y medio, entonces recordó: “El primer día, al otro chico de los panes no les gustó que llegara más gente a vender. Son medio territoriales y yo como un pollito mojado…  –rió con una sonora carcajada-; de a poco resultamos re buenos amigos. Sólo es respetar los códigos de venta dejando un lugar para los que llevan mayor tiempo. Es una educación que se aprende”.
                Legado -así lo llama Juli- contó que una amiga le entregó el negocio y la receta antes de irse; sólo fue acercarse y buscar un lugar. Llegando el medio día, se prepararon: venía la mejor hora de ventas de todo ese miércoles y cuentan que en el día pueden llegar a hacer $140.
                “Hamburguesas de Lenteja y garbanzo”, decía el letrero que habían hecho para su local; una silla y una mesa  eran el puesto de trabajo de cada dos días para Juli, mientras Marcos se sentaba en el suelo con una cesta vacía. Para ellos, cada hamburguesa vendida los acercaba más a su meta: tenían las intenciones de un buen viaje de verano, con un destino diferente al de Bariloche y Trelew, de donde son respectivamente. Pensaban ir de mochileros a Bolivia.
                El horario de clases no es problema; Julieta y Marco aprovechan las tardes sin cursadas para extender su jornada hasta pasadas las 3:00 pm y cuando uno no puede estar, el otro toma su lugar en la banca.
                Ya son varios estudiantes que optan por la venta de comida en sus respectivas facultades para financiar algunas de sus metas más inmediatas, como es el caso de Juliana y Cesar, estudiantes de periodismo y arquitectura, quienes vinieron desde Colombia hace tres años. Juliana es de Medellín y Cesar de Manizales. Ellos quisieron probar con otro producto: Tacos de pollo y carne que venden a  seis pesos.
                “Una tarde hablando en repartir curriculums nos gustó la idea de ser independientes. Queríamos ver si daba fruto”, contó Cesar  y así amasando ideas llegó a la conclusión que “si uno (de estudiante) está saliendo y no ha comido bien, algo tiene que comer. No siempre puede ser pan relleno, ni medialunas; entonces queríamos innovar con algo que se vendiera”.
                El primer día de venta, recuerdan que el lugar estuvo muy solo y que les compararon los demás vendedores de la zona cuando todavía no tenían mesa ni silla. El negocio, sin nombre aún, continúa sin un lugar fijo donde vender. Se paran frente a Humanidades, Arquitectura o Bellas Artes. “Buscamos lugar aquí, allí, hasta que llegó el señor del pan relleno que llevaba 5 años trabajando y  no dijo que nos moviéramos” aclaró Juliana.

                El relleno, según Juliana y Cesar, no es complicado. Lleva pollo, verdura, carne un poco de picante y lo que ellos llaman un toque secreto. La preparación les toma más tiempo del que pensaron en un principio y cuentan entre risas que lo que más se les ha dificultado es envolver el taco. “Nos quemábamos la mano para armarlos”.
                Llevan en el mercado muy poco tiempo, un par de días. Salen de cursar y van a su casa de 47 y 9 para tomar los tacos que armaron recién en la mañana, se paran frente a alguna de las facultades a vender o esperar que haya alguna ganancia en la tarde.
                Al igual que Julieta y Marco, Juliana y Cesar también tenían un destino para ese dinero: querían ahorrar para regresar a Colombia  y comprar algunos regalos para sus familias y, en el caso particular de Juliana, pensaba en ayudar a los niños del hospital infantil. “Se necesita comida y ropita para ellos” explicó.
                La educación de la que habló Julieta, en Bellas Artes, parece ser un lenguaje común, pues en el transcurso de la entrevista a Julieta y César, los demás vendedores frente a humanidades les acercaron una silla. Ya ubicados con un lugar cerca de las escaleras, retomaron labores anunciando a viva voz: “tacos a seis”. Se alistaron para el cierre de sus cuatro horas de trabajo deseando que el negocio funcionara, dispuestos a visitar más facultades.
                La recursividad nace en el momento que se necesita de ella y así, de taco en taco, hamburguesa en hamburguesa, logran construir mucho más que un sueño, en un mercado cada vez más competido y con una variedad culinaria que abarca desde bebidas, pasando por frutas  hasta las golosinas. Un lugar donde la creatividad y el esfuerzo son recompensados con una cesta vacía.


                                                                                                                                







martes, 8 de octubre de 2013



Bienvenidos compañeros.



Más allá de un menú culinario o un paseo gastronómico, lo que buscamos con  Flor de Mandarina es 
abordar la comida no solo como lo necesario para sobrevivir, sino como la vida misma; adentrándonos en ese universo estudiantil que con seguridad  genera diferentes matices de cómo vivirla y pensarla, desde la economía, desde la salud o simplemente desde una experiencia.

Así como el aroma de un buen plato queremos llevar a ustedes la sensación de un lugar cómodo, donde más allá de un consejo se lleven una grata experiencia.



Bon Appétit!